Olvido





Tanto frío se metió en la caja de los recuerdos,
tanto frío hubo en las paredes caladas de blanco yeso:
siempre faltaron la pintura y el barniz en las puertas
y los bastidores. Tanto frío en la escasa luz  y en las palabras
que morían escalón tras escalón cuando saltaba
hasta la calle y gritaba que me iba al colegio.
Tanto frío en la nariz y en las piernas con pantalón
corto, tanto sobre el perfil de las montañas y entre esas nieblas
lejanas, tanto frío, dios mío, entre los dedos y bajo las uñas,
entre los poros y en esas arrugas tempranas que crecieron
en el dorso de las manos rematadas con hilillos de sangre,
heridas por el agua helada al frotar el aluminio. Tanto frío.



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