La gallinita ciega
Ya que no estás,
el silencio recorta
una sombra, quizá la tuya,
sobre los libros,
y los versos de Benedetti
juegan al escondite
con los ojos vendados.
Ya que no estás,
me permito
desgarrar los puntos
y las comas,
y me trago las palabras.
Ciega de ti.
el silencio recorta
una sombra, quizá la tuya,
sobre los libros,
y los versos de Benedetti
juegan al escondite
con los ojos vendados.
Ya que no estás,
me permito
desgarrar los puntos
y las comas,
y me trago las palabras.
Ciega de ti.
PD: He encendido una hoguera en el banco.
Pero no sé hacer señales de humo.
J. Ortiz, Vendidos, 2010.
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