Crecer, morir en el patio de los adultos
Tenías los ojos redondos y podías respirar cada color. Cada calle era nueva, cada puerta, cada verja. No supiste que habría versos inclementes y frases inmisericordes, miradas que sólo enfocan el suelo cuando preguntas. Tampoco que andarías entre el hielo con una falda y sandalias. No sabías nada de la puta que hoy llevas dentro y tampoco que tus dedos de pólvora explotarían cada día para poder malvivir; nada de la locura que debes fingir para que se olviden de ti, nada de las palabras inventadas para esquivar los golpes en tu alma. Hoy buscas los ojos redondos en el espejo y sólo encuentras círculos marrones alrededor de las pestañas. Descubres en ellas los rastros de las noches en que estirada miras el techo, y la oscuridad se torna borrosa, y el vacío, piedra. Nunca sale nada como estaba planificado. Las canciones nunca hablan de ti. Despiertas con las manos manchadas de negro.
Comentaris
Un beso
Luis
Un abrazo
Bartomeu