Cadavre Exquis 1



Cadáver exquisito
Gala, Dalí, Darío Carmona, José Luis Cano y Emilio Prados
Málaga, 18 de mayo de 1930



—El tiempo nos dará la razón —dijo.
—No, gracias, prefiero té.
—¿Tú crees?

El reloj marcaba las seis de la tarde. Se asustó al verlo. Y un camión zumbó por la carretera, como una serpiente que aúlla. Un sudor frío le bajó por la espalda. John no toleraba los retrasos. Ahora, sólo, escupió al suelo y exclamó: «¡Mierda!».

La luna infiel bailaba en el horizonte como lo hacen las muchachas desleales. John creía firmemente que todos eran desleales cuando se retrasaban. Una especie de paranoia. ¡Baila! ¡Baila, muchacha! Nunca volveré a verte.

Se levantó aparentemente con calma y metió la silla bajo la mesa arrastrando las patas con mucho ruido. Golpeó la bombilla con la palma para sentir calor y los objetos vibraron en sincronía. En la calle hacía un frío invernal. Las farolas se encendían.



29 de diciembre de 2013


Comentaris