Y solo queda mi voz
como un eco.
Fonemas incrustados
en el aire de la memoria.
Y solo queda mi verbo
que grita en esta sala.
Que no miento.
Que soy.
Que eres.
Que fue.
Aquello.
La figura de hielo.
El miedo.
Y todo lo demás
temblando
frágil.
Allí empezó este
equilibrio precario.
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Un beso