Entonces, entonces,
porque aquí se encuentran el azúcar
con las marañas de pelo.
Tropiezan las baldosas con las patas,
y la cabeza contra la pared
desplaza todo equilibrio.
En los rincones hay mil ojos
que ven a través de la piel
cristalina
sedimentos de cordura
bajo el huracán insondable
de la demencia llevada hasta confines
impensables.
Sentimientos encontrados, y es literal
cuando el verbo no sabe de principios
ni finales
y se dan cita las frentes, los pechos,
barrigas, estómagos, vísceras,
sangre, células, huesos,
en un caos absoluto.
Entonces, entonces,
todo reposa y se encuentra
en uno.
La voz, una, exclama
que no sabe
los límites,
la
voz
es encaje
engranaje
y perfecto.
Entonces, entonces,
mueren el silencio y
el miedo en el beso.
Vacaciones exprés, J. Ortiz
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