Almohada
Ya no es tu cuerpo ni la palabra,
no son los encuentros
que pasaron de la noche al día,
no es la alegría, aunque también,
y tampoco el café, la leche, el azúcar,
ni el espejo que me viste con tu cara,
es el manto del tiempo,
cálido,
que envuelve nuestra voluntad.
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Un beso
Luis