Natura morta (II)
Esta noche, tan quieta,
con tinta roja
el aire pesa, el árbol
mece el silencio, su peso.
Ausentes los bichos,
no hay cigarras, grillos.
El mundo y la calma,
la brisa se queda
sin aire, sin viento;
el suelo perece
a tanto crecimiento silente:
un volcán de lava
que calla y remueve
a quien duerme.
Son luces blancas en naranja
el cojín de esta ausencia,
es la vida en tanto silencio.
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Un beso
Luis