De caza


Dibujar los nombres en el aire

                                              —con la punta del dedo

o grabarlos en la corteza de un árbol

o mover los labios para simular sus voces

con el único fin de sellar la letras con magia,

atrapar lo propio de cada nombre
en una trampa, en una caja de arena,

apoyar la oreja en la tapa y escuchar

los ecos susurros

                            hasta

caer

                            morir.



Comentaris

escribiente ha dit…
Los nombres tienen magia. Cada uno de ellos encierra un mundo, un universo que nos contiene y atrapa. Al repetirlos, al escribirlos damos lugar al misterio, participamos de lo infinito

Un beso

Luis