Entretenerse
Pusimos la mayúscula inicial, por corrección y para ser rigurosos, y porque ahí empezamos y ahí teníamos que acabar. Pero resultó ser un tobogán, un tablero de parchís, sin principio ni fin. Y así saltamos sobre los puntos suspensivos y convertimos en risa el miedo que nos daban los puntos, cuando no sabíamos si eran seguidos o finales. Y con la risa llegaron más párrafos.
Nos pusimos entre paréntesis para tocarnos mejor, y los volcamos para construir puentes cuando los dados fueron cifra impar. Así pudimos sobrevolar los abismos y las esperas y recorrer más capítulos. Con los puntos y coma hicimos malabares en esos semáforos en rojo que nunca nos dejan adelantar las horas, y también con las exclamaciones y los interrogantes, hasta que se caían al suelo y acababan rotos como cristales transparentes. Porque cada pregunta lleva su respuesta mucho antes de pronunciarla, porque cada exclamación es sorpresa esperada.
Y así, entretenidos en tenernos y tejernos a las palabras, ignoramos el bien y el mal, porque solo era un juego. Y así, sin conciencia de las horas y su continuación, de los días y su nombre, sin contar los meses en su reloj ni sumar los años sin llevar, hemos llegado hasta las espaldas que cubren esta intimidad, ya sin signos ni acertijos, y nos sumergimos en el verbo y su laguna.
Ahora las comas son reposo y tú sigues ahí, aquí, cuando las vísceras son alimento y por entre las brechas de la piel corre un viento frío y se escapa el alma.
Tenemos un solo nombre.
Comentaris
Un beso
Luis