No hay dos silencios
Cada ausencia de ruido tiene su lenguaje,
su cadencia y sentido. El silencio de ahora
no es el mismo que el teléfono callado,
el silencio del sueño y del llanto,
tampoco el de los ojos mientras la boca
pronuncia más silencio. No hay dos silencios.
Brota el aire con cada acto que sella el ruido,
ya sea girar la espalda o dar la mano.
Se agita el viento entre las ramas
y también es silencio, escasez y destierro
de voz y canto. No hay dos silencios.
El silencio de la cortina en la mañana, quieta,
y el del fuego en invierno mientras la nieve
tañe y es laúd en blanco y cielo. El del beso
y los dientes, y el silencio de los pies y la lágrima
que sin prisa se inclina ante la tumba.
Cada ausencia de ruido tiene su significado,
inventa nuevos vocablos, y derrumba
memoria y camino, levanta muros
y derriba pórticos. Cada silencio reposa
en los dedos y agita los párpados.
No hay dos silencios.
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