Amnesia


A veces olvido su color y te pinto los ojos de negro en la memoria. Y después olvido mirarte fijo y de frente para recordar y saber su color, pero me olvido porque me hundo en ellos, y olvido, olvido su color y cómo se hace para andar, respirar, nadar. Entonces muero en ti. Dentro. Muy adentro. Y allí, dentro de ti, tan lejos del mundo y de mí, ¿quién es capaz de retener, pensar, calcular, medir las gamas, los rayos de luz, y saber las tonalidades con el cerebro, cuando lo único que manda es la combustión espontánea, la electricidad y las tormentas y las lluvias, el sol, las montañas de piel y los países inventados entre murmullos y silencios?
Te pinto en la memoria, amor, desdibujo los contornos y me atrevo a olvidar su color.


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