Cartografía


El camino hasta tu piel, la distancia entre tu cara y la almohada son intimidad y aliento. Y tú, un muro de contención y bálsamo; esa revolución de las células queda afuera y lejos. Contigo soy yo. 

Contigo no es sin ti no puedo vivir, no es sin ti no soy nada: contigo es cerca y lejos. Soy luna en órbita. Saber de mí, los nombres y las montañas. Heladas y cálidas.

Es anclarnos hasta las rodillas en el fango cuando aquello tardío y precoz se precipita y nos precipita por caminos intransitables. Comprender la épica de la vida.

Contigo, agua y palabra. El olvido de los románticos. Y entonces perdemos la sintaxis y las formas. Dibujamos palabras, escribimos en Dolby Surround sobre cada rincón de la piel, en la tarde, cuando aún es temprano y nadie recuerda nuestros nombres. Hijos del olvido. 

El camino y la distancia entre la construcción del primer beso y esta colcha en el suelo son batalla y victoria, tregua y derrota. Alzarse con el corazón en la mano y perderlo en los dedos del otro. Ganar la locura y abandonar el alma. Contigo es ser todo. Vencer a la nada.


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