El arte de tejer sin hilo


Necesitarás
un poco de silencio
con las palabras justas.

No hay hilo, no hay aguja,
acorta las distancias
y mide el precipicio.
Coge un reloj y guárdalo en el bolsillo.
Además,
en ese árbol pequeño,
en su copa, la confianza;
y en aquel río, en su agua,
miles de gotas de honestidad.
Deberás gatear,
desaprender a andar
y leer el abecedario al revés;
trepar hasta los sótanos
y hundirte en el cielo,
sin vértigo,
sin náuseas,
con las estrellas y planetas.

No habrá hilo, no habrá aguja,
pero un beso será punzada
y caricia, una caricia,
el beso y su punzada,
y la punzada, los puntos
en este telar, serán amar
y solo amar.



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